Exigencias de mayor integración y soluciones a las variadas crisis que padece la región: climática, migratoria y de desigualdad, críticas al sistema financiero, a la situación en Haití, entre otros, aparecieron en los discursos de los mandatarios de América Latina y países de la región del Caribe, presentes en la XXVIII Cumbre Iberoamericana que se celebró en Santo Domingo, República Dominicana, los días 24 y 25 de marzo.
Los trabajos sentaron las bases para la adopción de la Carta Iberoamericana de Medio Ambiente y Derechos Digitales, la Estrategia de Seguridad Alimentaria y la nueva arquitectura financiera; lo que favorece a las naciones porque estimula el desarrollo empresarial, el transito de capitales y la inversión que no siempre es saludable, recordemos los episodios de los capitales golondrinas. También los indicadores financieros que apuntan hacia economías que en sus datos macro económicos se presentan alentadoras, pero en los bolsillos de sus habitantes no entra los suficiente para tener una calidad de vida aceptable.
Veremos los resultados en un futuro cercano. Siempre hay buenas iniciativas y el solo hecho de reunir el concierto de países iberoamericanos es en sí mismo un avance, pero los pueblos esperan resultados concretos en medio de tantos discursos, hechos que los desmerecen y un horizonte cada día menos esperanzador.
Esperaremos y veremos…
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