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Un estudio de la fundación alemana Rosa Luxemburg muestra que la cooperación con partidos sospechosos o probados de extrema derecha no es infrecuente. La cifra podría seguir aumentando.
Thomas Kemmerich, del Partido Demócrata Liberal (FDP) fue elegido ministro presidente de la región de Turingia con los votos de la agrupación ultraderechista Alternativa por Alemania, (AfD).
La indignación fue tan grande en toda Alemania -incluso intervino la entonces canciller Angela Merkel (de la Unión Demócrata Cristiana, CDU)- que Kemmerich dimitió a los pocos días.
Desde entonces, no ha habido ningún caso comparable. El éxito de una votación sobre una reducción del impuesto a la transferencia de propiedad, en septiembre de 2023, también causó revuelo en Turingia, ya que Alternativa por Alemania y el liberal FDP votaron a favor de una moción de los cristianodemócratas (CDU) en el parlamento conocido como Bundestag.
Cabe recordar que Alternativa por Alemania está clasificado como organización sospechosa de ser de extrema derecha por la Oficina Federal de Protección de la Constitución desde 2022, encargada de vigilar las actividades contra el estado Alemán.
Los cristianodemócratas aprobaron una resolución de incompatibilidad con la ultraderecha en 2018
Los cristianodemócratas ya habían aprobado una resolución de incompatibilidad en su congreso partidario, en 2018, que no solo se aplica a la Alternativa para Alemania: “La Unión Demócrata Cristiana de Alemania rechaza las coaliciones y formas similares de cooperación tanto con el partido La Izquierda como con Alternativa para Alemania”, comunicó la Unión conservadora.
Desde entonces, ha habido repetidas discusiones sobre cuándo se llega al límite de la cooperación. Al fin y al cabo, nadie puede impedir que Alternativa para Alemania vote a favor de mociones de otros partidos.
Por debajo de los grandes escenarios políticos -el Bundestag y los parlamentos estatales- ya hay muchos más puntos de contacto.
En ciudades y municipios, todos los partidos cooperan con Alternativa para Alemania y otras agrupaciones de la derecha extrema: esta es la conclusión a la que ha llegado la Fundación Rosa Luxemburgo, políticamente cercana al partido La Izquierda.
Fuente DW wn castellano
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